En la actualidad, cada vez son más frecuentes los centros denominados libres, que emplean una pedagogía basada en estos valores, y que aunque están homologados por el ministerio, no siguen la mecánica de la escuela tradicional. Sin embargo, algunos son excesivamente caros y sus elevadas tarifas no hacen de ellos una opción al alcance de todos. ¿Educación libre? Sí, pero para quien pueda pagarla.

Sin embargo, frente a este elitismo, nos encontramos con verdaderas escuelas libres, pero  populares. En América Latina cada vez existen más centros de este tipo, como los famosos Bachilleratos Populares de Argentina.Y aquí cada vez son más habituales. Uno de los ejemplos es el  CEIP Miguel Hernández, situado en la localidad madrileña de Getafe.

A pesar de que cumple con todos los objetivos requeridos por la Comunidad de Madrid, los métodos y el sistema utilizado no tienen nada que ver con los tradicionales. Liana Guadaño, profesora de educación acuática y psicomotricista, eligió este colegio para Gea, su niña de ocho años. Y la experiencia está siendo altamente positiva. Gea no sólo aprende, sino que disfruta del aprendizaje. Tienen talleres de cocina, de pintura,de disfraces temáticos en carnaval, numerosas excursiones al aire libre, un huerto, un rocódromo… Los profesores favorecen la integración de los pequeños mediante una atención personalizada y realizando asambleas semanales a modo de mediación. Al ser además un centro adaptado a niños con necesidades especiales, promueve la diversidad y la convivencia entre todo tipo de niños.

¿Cómo se financia este centro? Liana nos lo cuenta: Funcionamos con una cooperativa de padres, pagamos unos 160 euros al año donde se incluye todo el material y las salidas y excursiones del curso. Lo que hace que todos los niños del cole tengan lo mismo y lo cuiden. No existe la competitividad económica. Los niños sin recursos están becados, y para los que no llegan a la beca hacemos un mercadillo solidario,dónde cada clase hace lo que sabe y en el patio lo vendemos a las otras clases. Cada niño lleva tres euros para gastarse en las producciones de los otros niños del cole, y el dinero que se genera es para que esos niños sin recursos paguen la cooperativa.

Además del Miguel Hernández, existen más opciones públicas lejos de la escuela tradicional. Algunos ejemplos: el CEIP Trabenco (Leganés), el Colegio Público de Palomeras Bajas (Vallecas), el CEIP Manuel Muñoz de Arenas (Madrid), el CEIP La Navata (Galapagar)… Y como nos dice Isabel, profesora de Secundaria en el IES Juan de Herrera (S. L. Escorial) hasta en los centros donde teóricamente no se sigue este tipo de pedagogía, ya hay muchos profesores que a título personal emplean métodos alternativos.

La pedagogía del oprimido, deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación, decía Paulo Freire. Educar debería ser sinónimo de liberar. Una educación liberadora, y sobre todo, al alcance de todos. El conocimiento hace libres a las personas, y el papel de la escuela y de los que la construyen, es de vital importancia para cambiar esta sociedad. O mejor dicho, para cambiar a los protagonistas de esta sociedad, que somos nosotros.

María Zaballos Terán

Foto portada: Gonzalo Palomo

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